El creciente número de adeptos de la comida
nipona convive con el retroceso en el interés por la cocina china, en muchos
casos asociada a comida barata, rápida y de calidad media o baja. Excepciones
claras en Madrid son los restaurantes Tse
Yang en el hotel Villamagna, considerado por muchos el mejor
"chino" de Madrid y -mucho más de nuestro agrado- el restaurante Asia Gallery en el hotel Palace, ambos
exponentes de la alta cocina cantonesa. Buscando hacerse un hueco entre ellos, hace pocos meses abrió sus puertas en
Madrid el restaurante South Beauty,
con muestras de las cocina cantonesa y de Szechuan y perteneciente a la cadena
asiática del mismo nombre presente en
Shanghái.
Se ubica en la calle de Velázquez en el
local que anteriormente ocupó el restaurante Tártaro, hoy en día cerrado. Aunque tiene claros toques
decorativos orientales en paredes y lámparas aún se observan los grandes ladrillos
blancos y algunos elementos estéticos del anterior negocio. A ello se añade que suena música de "hilo musical", lo que no resulta muy acorde con
la ambientación general del restaurante. Dispone de dos plantas, la inferior muy
bien decorada y propicia para el afterwork y la superior destinada al
comedor.
La carta es amplia, quizá en exceso, lo cual
complica la elección de los platos sobre todo porque hay muchos no conocidos
del común comensal de cocina china, como la Jellyfish
salad (ensalada de medusa) crujiente; la sopa South Beauty, con carne de buey, clara de huevo y setas shitake; el bacalao negro con tofu; el bogavante dos salsas; el buey del mar
shanghaines; el pepino de mar con cebolla y la fondue de marisco con sepia,
cangrejo, langostinos y vieiras; además ofrece los habituales dim sum y diversos arroces
y tallarines para acompañar a los platos principales. Cuenta con otra carta con algunos de los platos más representativos de su cocina en formato “tapa”.
Optamos por compartir varios platos y así
conocer un poco más de su cocina y probamos la bolita crujiente de langostinos y
carne de cerdo, las Xiu Mai -bolitas
de carne al vapor con setas y bambú-, la Cola
de Fénix crujiente -a base de langostinos, patatas
paja y mayonesa casera-, el cerdo a la "pekinesa" -con las obleas y verduras
que en otras ocasiones hemos probado con pato pero en este caso con tiras de
cerdo salteadas con salsa pequinesa- y las delicias de pollo en olla de piedra
caliente al estilo cantonés. Como acompañamiento pedimos el arroz crujiente South Beauty con tomate, queso
campesino y verduras, preparado en la mesa sobre un fondo de piedra caliente.
Todos los platos estaban muy ricos y bien presentados y las raciones eran
generosas. Algunos de ellos eran preparados en una mesita auxiliar dispuesta
frente a nosotros.
Nuestra percepción general fue buena en cuanto a la comida y mejorable desde el punto de vista estético y de servicio (algo lento y desorganizado), pero en cualquier caso y dado que no se trata de un restaurante barato, para probar “cocina china” de cierto nivel optaríamos siempre por las dos alternativas citadas al inicio de este post.
Nuestra percepción general fue buena en cuanto a la comida y mejorable desde el punto de vista estético y de servicio (algo lento y desorganizado), pero en cualquier caso y dado que no se trata de un restaurante barato, para probar “cocina china” de cierto nivel optaríamos siempre por las dos alternativas citadas al inicio de este post.
Nuestra valoración general: 6,5/10.
Precio medio: 35€ por persona, bebidas aparte.
GastroTip: para comer o cenar, en pareja o grupos de amigos; público de edad madura y numerosos extranjeros.
Precio medio: 35€ por persona, bebidas aparte.
GastroTip: para comer o cenar, en pareja o grupos de amigos; público de edad madura y numerosos extranjeros.
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